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EL RINCÓN DEL

A UN TROVADOR

 

              *

A un trovador de la vida

le acucian los poemas por la calle,

en el doble espacio de la memoria

sin mediar en la distancia del suceso.

 

El trovador entra en su sueño

sentado en el piedra filosofal,

escribe los pasajes del momento

con la magia de la comunicación

que ha plasmado en el poema.

 

Es el visionario de su mentira o verdad

en el abismo de su horizonte

al ver en un instante el mundo

reflejado en la distancia.

 

No necesita intermediarios

ni atiende a  banalidades

que transforman las noticias.

Se preocupa del momento vivido

en su afán de repetir aquellos actos

imaginarios o reales.

 

Es el comunicador antagónico

de los escándalos sociales

de los egoísmos exarcebados

de los romances escondidos

de los amores imposibles.

Refugiado  es su metáfora de la vida

enumera los puntos cardinales

en el camino de la vanidad.

                                               

No duerme en el sueño amargo,

es el levantador de conciencias sosegadas

en el fragor de la tempestad social

ante tanta ignominia sembrada.

 

Con su música y su letra

hace del mundo una copla

y en plazas imaginarias

vierte su trova, la boca.

                 *

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