LIBRE QUIERO SER
Quiero ser libre como el viento
que arropa mi lugar de la vida
en los tiempos intrincados.
Caminar por los senderos, las veredas,
las trochas… Todas van a parar a la hoguera de mis pensamientos
en la inspiración del destino siempre ignoto.
Es el caparazón de la memoria
el que me hace sentirme libre
por el regajo de las lamentaciones, en busca de alguna injusticia etérea.
Suena el viento bajo el puente cargado de ficción,
bañado por los movimientos silvestres
del agua a su paso por el oportunismo cortesano
con el ruido mediático provocado
en la oquedad del tiempo.
Libre quiero ser, si me dejan las corrientes marinas
cargadas de plancton intencionado para alimentar a los tiburones
que mueven la barca de mi destino.
Miro la noche estrellada, sin que nada
ni nadie me estorbe en el recorrido de mi designio.
¡Eso es sentirme libre!
Cada lucero refleja la luminosidad contagiada
por otro meteoro acuoso capaz de penetrar
en las entrañas del universo complejo de su plena libertad.
La brisa de la noche baña la piedra de granito
donde me siento camuflado en la penumbra,
contemplo mis recorridos imaginarios
de los éxitos y los fracasos de nuestra sociedad.
No llego a comprender el derroche de energía
gastado en las adhesiones inquebrantables
del oportunismo salvaje del momento.
Las tormentas de verano
provocadas por esas corrientes de aire en las capas altas
cargadas de mucho aparato , hacen las veces de fuegos
de artificio con orquesta mediática incorporada.
Libre quiero ser, adentrarme en las llanuras
de mis manías, sin que nadie me quite la idea
del que un día fuere mi destino emancipado vilmente.
No provoquemos la tormenta, porque algún día nos puede caer un rayo.
¡Ai, si los laureles hablaran,
cuanto pájaro quedaría preso de su maledicencia
en el viaje sin retorno de su falsedad!
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