LAS GARRAS DEL LOBO
En la selva de la fauna ibérica
Sobresale el colmillo desgarrador
Cuando el depredador enseña sus fauces.
Es la señal inequívoca del jefe en la manada,
Advierte con sus destellos ruidosos
La presencia de sus huestes. Quiere lanzar
A su manada a la arena de la caza…
Se ha producido un oportunismo
Y no ceja en marcar el territorio
Ante su adversario.
La manada, fiel a sus decisiones
Acota parcelas, las somete a vigilancia
Con sus delfines más duros.
Las corrientes de la manada
Hacen gala de las mismas
En un ir y venir por defender sus ideas
Demostradas en su trabajo en el grupo.
Aunque parezca manso, está
Lejos de serlo, siega la hierba
Por debajo de sus pezuñas.
Con el temor de que las pisadas
Sean reconocidas.
Es la furia del lobo la que desata
Adhesiones inquebrantables
Aprovechando las corrientes mediáticas
En el lago de las lamentaciones
A su paso por el destino del tiempo.
El rebaño se siente atacado
Y sale al encuentro para decir;
Quiero ejercer mi voto.
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