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EL RINCÓN DEL

LA HOJA DE LA VIDA

 

                 *

Cae la hoja lentamente

en el vertido del tiempo,

rompe el embrión de su asidero

mientras el sol es testigo

de su vida y su muerte.

 

El suelo la recibe cada otoño

con la misma tristeza

del tiempo determinado.

 

Es el castigo de la naturaleza

que nos hace inverosímiles

en el transcurso de su reinado.

 

No sabemos lo que somos

en la encrucijada del ser o estar,

dejamos este mundo enarbolado

con hojas caducas y perennes

en el ciclo biológico de la existencia.

 

Todo es plano en el horizonte

de la mirada perdida

en el precipicio del conocimiento.

El árbol queda desnudo

a merced de los avatares

de la cruda realidad del infortunio.

 

La naturaleza castiga,

nos hace inverosímiles en el devenir

de nuestra estancia.

 

Pisamos nuestra propia vida

sin percibir el dolor amargo

del gozo en su plenitud.

 

Cae la hoja en el jardín de la vida

marcando el abismo de la distancia

en el recuerdo.

Lejos del caudal de la memoria

está el remedio cautivador

de la existencia limitada.

 

Cambian los sentimientos tan rápido

como las estaciones del año,

mientras las emociones son la clorofila

que se mueve al ritmo

del empuje químico del momento.

 

La arboleda queda triste

igual que los sueños perturbadores

de la nostalgia de la primavera.

                      

 

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